Lufas,

aún recuerdo el día en que te fuiste prometiendo volver para iniciar una mejor vida juntos con nuestra hija. Pasaron los años y confiando en tu amor, en el valor que dabas a mis sentimientos esperé tu regreso.

Todo este tiempo te brindé mi apoyo, mi fidelidad, mi responsabilidad como madre de nuestra hija y me esforcé por cultivar ese amor que nació entre nosotros y se fructificó en nuestra nena.

Ahora con sorpresa descubro la verdad, destruye mis sentimientos, tienes un nuevo hogar, lo construiste mientras me mentías, cuanto dolor me causas, siento estremecer mi alma, cuan equivocada estaba, olvide por muchos años que el amor se entrega por decisión y no por compromiso… tranquilo… sigue adelante…en estos años también he aprendido a vivir sin ti y te expreso hoy que puedes volar todo lo alto que quieras y surcar los cielos y tener un nuevo nido, solo espero que al hacer esto hayas entendido que destruiste el que tenías conmigo… Adiós y buena suerte… si en tu volar recuerdas a nuestra hija ten presente que dejarás de ser mi esposo pero jamás de ser su padre.

Gracias por el tiempo compartido, gracias por la hija hermosa que me diste, gracias por esta gran lección de vida, es hora de que yo oriente mi camino, nada ni nadie te obligo a amarme y nada ni nadie te obligo a dejarme, sigue libre y vuela alto muy alto. Te deseo buenos vientos.

Adiós, Lucy.

Gracias a Lucy por esta carta de desamor