Hola, no sé por dónde empezar. Quiero que seas feliz, no importa cómo, si es sin mí o si es conmigo no importa, quiero que seas feliz como tú quieras. Tengo miedo de que tengas temor de encontrarte conmigo por todo el daño que nos hemos hecho, yo quiero que mi casa sea para ti tu segunda casa.
Como sé que el temor es por mí te cuento que estoy yendo a ver una psicóloga para poder recuperar tu amor y hacer algo importante por los dos. Estoy en la segunda sesión, voy todas las semanas a verla y voy a seguir por un buen tiempo para quedarme contigo. Quiero que te sientas tranquila, yo encontré el perdón que necesitaba para seguir adelante. La psicóloga para mí es como el culto, o algo parecido, tú sabes que no creo en Dios como tú.

Con ella estoy definiendo cosas que tienen que ver con el resto de mi vida, por eso me gustaría que me contestes si te gustaría hablar conmigo un día y tomarnos un café. No puedo verle nada de malo al café. Si no quieres, también me gustaría que me respondieras por favor, tú sabes lo importantes que son tus palabras para mí, en especial cuando son de alguien que amo como tú.
Con la psicóloga estamos trabajando para que yo sea más tranquilo frente a la presión, me gustaría tomar menos. Yo no tomo mucho, pero menos sería mejor. ¿Te acuerdas que me puse muy mal en casa de Alfonso? Y bueno, hay otras cosas que estoy definiendo, pero para eso necesito hablar contigo. ¿Te gustaría tener algo conmigo? Es importante que me digas, aún si la respuesta es negativa, porque implica el rol que voy a desarrollar contigo.
Llevo varias semanas viviendo sin tí, para mí es importante lo que decidas o lo que ya hayas decidido. Me voy a tomar un tiempo para mí, eso no implica que no te hable, implica que voy a estar un poquito alejado.
Yo nunca quise hacerte daño, me desesperé y caí. Sé por favor como el Samaritano que recoge al herido al pie del camino, tú tienes el don de curar ¿Recuerdas? Háblame, devuélveme tu voz, te pido perdón por esa semana horrible de enero, ten en consideración que nunca te hice daño en otra oportunidad, que nos quisimos sinceramente, que pude parar de herirte y darte todo este tiempo para que pensáramos con calma.
Si ya no quieres nada conmigo hablar no te va a hacer cambiar nada, en cambio a mí sí me va a hacer mucho bien. Yo ya te perdoné por todas las cosas que hiciste y me dolieron. Podemos hablar de eso si quieres. Lo único que te deseo es felicidad. Gracias mi amor por quererme así no haya sido lo correcto, yo siempre puse el corazón en todo lo que te di. No hay necesidad de devolvernos nada porque todas las cosas que te dí, los peluches, las flores y los recuerdos te los di con amor. Cuando te dije que me devolvieras todo lo dije con rabia y lo lamento muchísimo porque yo te sigo… Bueno, tú sabes, el verbo que empieza con “a”.
Te lo voy a decir de otra manera. Tú eres para mí como una oscuridad demasiado llena de estrellas, eres el cielo estrellado que yo sueño en una noche de verano. Espero que este mensaje te haya dado tranquilidad.
Espero pacientemente tu respuesta.

Carta de amor enviada por Martha Inés