Aunque tú te vayas, te seguiré viendo, el mar evocará tus ojos, un niño pronunciará tu nombre, alguien dirá que te ha visto, y en mi soledad, recorreré las playas en las que te quise, que nunca olvidan quien besó sus aguas, que siempre recuerdan quien pasó por ellas.
Aunque tú te vayas, seguirás conmigo, regresaré a los lugares que pisamos juntos, para respirar el aire que dejaste suelto, donde las olas tienen la fuerza de un amor y las rocas recuerdan la dureza de un adiós.
Aunque tú te vayas, te sentiré dentro, una semilla se clavó entre la playa y el cielo, y ahora corre y ríe, abraza y me besa, como si lo hicieras tú. Quedarás en mi memoria para siempre, como cada viernes en un andén de estación. Allí estaba yo buscando tu uniforme azul colegial.
¿Quién pudiera decorar mejor un atardecer que tu ternura reflejada en un cielo de neón? Ni en el tiempo te olvidé, ni la distancia te mató, porque fuiste el cielo que no llegué tocar. Tan sólo me quedas tú y sólo te quise a ti porque nadie me dio más que tú.
Ahora que ya te has ido, seguiré viviendo, recitaré versos a niños y adolescentes, y soñarán que aún siguen vivos, que la felicidad les espera fuera. Ahora que ya no te veo, el cielo ensombrece, las olas languidecen, y mi corazón se apaga.
Alfonso
Damos las gracias a Alfonso por esta preciosa carta.