De repente un día te vi bella; después de  mucho tiempo viéndote a diario,  un día te vi bella. Primero te miraba como a cualquier amiga o hermana, como se mira a una vecina o a una desconocida.

Te escuchaba hablar igual que oía la televisión, la radio o a mis compañeros de actividades. Olías como cualquier persona (si es que tienen olor) y, por supuesto no tenías sabor. De repente un día todo cambio. Te vi  hermosa, muy hermosa y algo empezó a nacer en mi interior. Ahora ya no te veo a diario, te veo a cada instante de mi vida aunque no estés presente.  No logro sacarte de mi pensamiento y ya no es necesario que estés presente para verte, no es necesario que me hables para oír esa voz que antes no tenía ninguna gracia para mí; de repente esa voz se convirtió en melodía, en música.

No había descubierto tu olor maravilloso  hasta ahora que conozco por ti, el olor de cielo.

Estás  presente en mi vida, en el aire que respiro y hoy los más exquisitos sabores me traen tu recuerdo.

De repente, frente a ti las palabras se pierden en el fondo de mi garganta, de mí ser y no sé expresarte lo que siento.

De repente me he dado cuenta de que te amo profunda  y apasionadamente.

Rafael

Damos las gracias a Rafael por esa preciosa carta de amor.