Te escribo esta carta para decirte que me haces mucha falta, que te extraño, y que nada ni nadie  te substituirá jamás en mi alma y en mi corazón.

Paso los días  acompañada de la rosa que te compro semana por semana, inventando momentos a tu lado, en cada lugar que visito, pensando que me gustaría que  estuvieses aquí. Ayer por ejemplo, me inventé que tomaba un café contigo, mientras te murmuraba los poemas que te he escrito. Pero, como no estabas, tomé el café y te escribí otro poema.

¿Qué hice hoy? Hoy he escuchado a un músico cantar con su guitarra, yo llevaba la rosa blanca que coloqué en mi habitación junto a tu fotografía, y mientras pasaba junto al músico que vive para cantar, y que canta para vivir, pensé en que si yo hubiese tenido dinero, me habría sentado con tu rosa, a escucharlo  y a pedirle que te cante una hermosa canción de amor. Pero, como no estabas, seguí de frente mi camino, pensando en cómo volar hacia  ti.

Sé que te preguntaras: ¿Qué haré mañana? Haré lo mismo amor mío, aunque yo no sé mañana qué me inventaré para ti, para regalarte un momento que sea un instante eterno, y aunque no esté tu presencia a mi lado, sé que siempre estás ahí. Lo que sí sé es que algún poema surrealista escrito en la vida me inventaré sólo para ti. Pero estoy convencida que algún día te veré. Te lo prometo amor mío. Algún día estaremos juntos, para no separarnos nunca jamás.

Por el momento me despido, debo seguir inventando poemas para ti. Pero, antes deseo pedirte un favor: en algún momento de tu vida, cuando pienses mucho en mí, mira el horizonte, suelta tu pelo al viento, y deja que vientos de cambio te despeinen al acariciar tu hermoso cabello, y piensa que soy yo quien lo ha hecho, como una caricia de amor salida de mí, y que el viento llevará a ti. Acompañado de una sorpresa, sólo para ti.

 Hasta pronto amor mío. No olvides la pluma, no olvides escribir

Por siempre tuya

Andrea

Damos las gracias a Andrea por este precioso poema a su amor.