Tú, la dulce niña que me topé una noche lluviosa camino a casa, aquella que me hizo entretener, para saber que era la que me rescataría del infierno en que vivía, para mandarme a otro…
Ya sin más esperanza que la del tiempo a consumir mis ganas, tú me levantaste de mi letargo, diste ánimo a mi alma dormida, y la incendiaste con tu chispa, le diste el calor de una amistad oyente, como un ave que busca hacer oír su canto.
Oíste mis quejas, mis discretos reclamos contra los azotes que la vida me dio, no mencionaste nada reprimente, solo me dijiste: -Basta con intentarlo-, y eso me daría una luz que seguir por mucho tiempo.
Los días pasaron y no me olvidaba de ti, jugando con lo que yo sabía que muy en el fondo anhelaba con todas mis ganas, diciendo para mi y para el tiempo que estaría contigo, sin creer que mis palabras fueran oídas en el estricto orden de las cosas y mis deseos fueran concedidos.
Días y noches transcurrieron y yo continuaba con tu fresco recuerdo en mi mente, una tarde, salí, sin esperar lo que sucedería, Tú, y la tristeza que te acompañaba en ese momento, causadas por la traición, salieron al encuentro de mis ganas de amar y tener alguien a mi lado.
Bastó con intentarlo, teniendo el miedo de un rechazo, otra vez, sabiendo que te amaba, por duro que me fuera creer lo fácil que caí ante ti.
-Si, está bien, lo intentaré- fue la respuesta a mi petición, el tiempo pasó, la fantasía se convirtió en ilusión, y este a su vez en amor, nos comió la costumbre, transformando al amor en fantasía de uno solo, si tu o yo, no lo sé.
-Necesito tiempo-, mencionaste, solté a reír, para suavizar el tremendo impacto hacia mi recién encontrado corazón, -Hablo en serio-, dijiste, completando la sospecha que hacia días consumía mi alma, mi mente y por primera vez, mi corazón.
Días pensando, noches sin dormir, esperando a que ese tiempo terminara de una vez, inspiraron las mas elocuentes palabras jamás unidas por mi ingenio y mis sentimientos.
Doliente, decepcionado y triste, mejor terminar todo como empezó, sin siquiera notarlo, como un susurro que alguien dice al viento.
Tu desidia me aminora, la frialdad me dice déjale de una vez, pero tu encanto ordena a mi corazón regresar a ti, al supuesto costo de la tuya tristeza, lágrimas que se resistieron a rodar por nuestras mejillas, añorando el hombro ajeno para salir, sin mas compañía que el recuerdo de los dos.
Vuelvo a ti, tras saber que te tendí una muy bien elaborada trampa, sabiendo que casi te obligaba a estar conmigo, te obsequio mi corazón, no lo quiero, mucho menos lo necesito, tienes disposición de el cuando quieras.
Ahora pago el precio de ese error, sentirte lejana a mí y escribiendo esto para tratar de mantenerte cerca, a sabiendas de que en algún momento terminará de nuevo, y no habrá marcha atrás.
Solo espero que jamás olvides los buenos momentos que pasamos los dos juntos, yo jamás te olvidaré, siempre serás esa niña, esa mujer, que me dio esperanza de seguir adelante por difícil que sea el camino, sin importar la distancia, alcanzar mi meta.
Quien sabe, tal vez mas adelante, la vida nos brinde una nueva oportunidad de estar juntos, y ser uno mismo, dos seres, un solo amor, para ti y para mí…
Te llevarás mi corazón en pago de lo que has hecho por mí, estoy seguro de que sabrás como cuidarlo, por que yo no creo, apenas puedo con mi alma, cansada ya de tanto andar tras ilusiones de amores inlogrables.
Teniendo tu amor me siento pleno, has llenado ese espacio vacío en mis sentimientos, he pasado tanto tiempo en las sombras que no recordaba lo bella que es la luz del mirar de una mujer enamorada, espero vuelvas a enamorarte de mí, para ti seré ese ser cariñoso y dulce que conociste y quizá amaste…
Quizás algún día vendrás a calmar mi dolor, y tu amor y mi amor, juntos estarán…
J.Z.G.d.L.

Gracias a Zenón “El Gato bajo la Luna”