Algunas veces al amarte, intente remedar a las aves, porque ellas vuelan alto, muy alto y parece que sus alas tocaran el cielo. Creo que mi madre me mira desde allí, tan pálida y fría, que casi siempre la imagino molesta por pensar en ti y entonces me acobardo y me rindo, pero otras veces me acerco a la playa e intento ser pez, porque ellos recorren los mares y allí está mi padre, como una ola, y me anima amarte mientras baña el alma del mundo.

Tú ves mi amor, que jamás podré ser ave o pez, entonces siempre regreso a la tierra para ser la mala imitación de Dios. Tal vez sea pobre mi vida. Quizás mi belleza la lleve por dentro, muy adentro en el pecho. Quizás no tenga una pierna con que alcanzarte, un brazo con que tocarte, un ojo con que contemplarte. Pero soy libre, y mi amor es libre. Yo voy por esta vida justificando mi existencia, porque podré ser un juego de la noche, un experimento que jamás se pudo alcanzar. Pero tú mi amor, no temas, eres la musa, la inspiración del creador en todo lo que resultó perfecto de su creación. Estoy seguro que no nací para ser pez en el mar, ave en el cielo u hombre en la tierra. Yo nací para hacer del amor pura libertad, luz tan libre, como el viaje de los cometas.

Yo entiendo al destino, lo entiendo y me río de su terquedad. Yo entendí hace mucho la libertad con que vive nuestro amor. Yo te amo con lo poco de mi naturaleza y tú me amas con lo poco que aprendiste de la compasión. Me pregunto: ¿Serás capaz, te dejará tu belleza tocarme? ¿Cómo harás para describir este amor? ¿A quién le dirás que despierto en tí una ternura?

Podrás darte cuenta que mi imaginación rompe las barreras del tiempo y el espacio. Cada cosa que tocas en mi mente, se hacen palabras tibias y tiernas que solamente las escucho yo y prefiero que sea así, no sé si será el temor del qué dirán los demás, lo que mata en mí muchas de las esperanzas que guardo para este amor.

Ayúdame a salvar este cariño que tú no has visto escrito por mis manos. Ayúdame una vez más, ya la vida me consuela con tu risa, el verano, la tarde que conocimos. Sabes, allí empezó la vida, en esa playa, jugando a ser ave, pez, viento y amor.

Te quiero

Anthony James

Damos las gracias a Anthony James por esta preciosa carta  a su amada