¿Te acuerdas cuando hablábamos todos los días sin importarnos el tiempo ni el tema?
¿Recuerdas cuando nos ayudábamos mutuamente en trabajos o tareas complicadas y al final los resolvíamos con facilidad? Porque yo sí, y me cuesta reconocer que tú no tienes siquiera un mínimo recuerdo de todo lo que pasamos juntos.

Todo iba tan bien… ¿Qué nos sucedió? O mejor dicho, ¿Qué te sucedió?

Fue algo tan repentino. De la noche a la mañana te volviste un extraño, un ignorante, un enemigo perfecto. Cada instante que pasé a tu lado lo fui guardando en mi corazón sin que lo supieras porque pensaba que me tomarías como una loca, una chica enfermiza, ¿Pero te digo algo? Todo esto lo hacía por amor. Sí, estaba profundamente enamorada de ti… ¿O qué, acaso nunca te percataste de ello?

Cada día me despertaba con la ilusión de volverte a ver, de  platicar de todo tema posible contigo, reír, bobear… Un sin fin de opciones comenzaron a aparecer en mi cabeza, pero tenía que detenerme, pues tú y yo nos volvimos unos completos extraños sin razón. Te pedí explicaciones infinitas veces, ¿Y con qué me respondiste? Siempre me salías con tu misma excusa de: “No sé de lo que hablas” y te ibas lo más lejos posible de mí. ¿Por qué?

Hasta el día de hoy me duele y sigo sin entender aquella respuesta, si bien sabías de lo que te estaba hablando. Tú fuiste quien construyó ese muro entre nosotros y sé que estás consciente de semejante acto hasta el día de hoy. Si no querías seguir hablando conmigo, ¿Por qué no me lo dijiste a la cara como yo te dije lo mucho que te amaba? Eso es de cobardes, y lamentablemente, me di cuenta muy tarde de que tú eras uno más de ellos… ¡Que poca sensibilidad tienes como persona!

Después de tantos años sigo amándote con cada pedazo de mi corazón roto, ¿Y sabes por qué? Porqué fuiste y seguirás siendo mi primer amor… Tal vez no seas el único, pero estoy consciente de que tú siempre permanecerás en mi vida de alguna manera. Nunca te dejaré ir, tómalo en cuenta y aprende a vivir con esa idea. No tienes escapatoria, corazón… No la hay.

Cuando quieras buscarme, adelante, estaré siempre disponible para responderte infinitas veces: “No sé de lo que hablas”

H J

Damos las gracias a H J por esa bella y triste carta.