Cariño,

Sé que te gusta recibir mis cartas, que te da alegría; que recibes mis frases con el corazón abierto, aunque tal vez mis últimas cartas no te han dado ese gozo. Al menos estamos invirtiendo todo este tiempo en mejorar la relación, no te niego que me es difícil abordar ciertos temas algunas veces. No me es placentero pero hay que hacerlo. Hay momentos de hablar y momentos de callar, y en este momento no es cuestión de callar, es cuestión de decirlo todo.


No quisiera mi amor que camináramos en círculos, siempre pasando por el mismo lugar y volviendo a los mismos problemas, las mismas frustraciones, los mismos errores y las mismas limitaciones. Tú me entiendes… hay que salir del círculo nocivo de patrones y hábitos repetitivos, para que seamos capaces de ir más allá de nosotros mismos, de nuestras limitaciones y circunstancias. Hay que seguir luchando duro por mantener la relación a flote. Estoy creyendo que vamos estupendamente y temo encontrarme con una serie de dificultades. A veces somos poco delicados al decir las cosas y yo en lo personal soy muy susceptible, totalmente receptiva a los pequeños detalles. Si somos más estables emocionalmente podemos expresarnos con mayor cautela sobre determinados temas.
Tú sabes que a menudo estoy “enfurruscada” y con el ceño fruncido. Puede que sea demasiado irónica y no soporto que en las discusiones me respondas con sutilezas y sarcasmo. No siempre voy a ceder mi amor, esa es una cualidad que no se me da. Y luego esa manía de callar las cosas, de irlas almacenando en el interior, esos pequeños pero molestos detalles, hasta que la relación estalle como bomba en el momento menos esperado. Eso sinceramente me aterra.
Aunque lo nuestro no es tan poco estable, algunas veces no hemos sabido lo que el otro quiere y viceversa.
No quiero dar pasos en falso hacia atrás, intento saber comprenderte, no se que pienses tu, pero quiero proteger nuestra relación de todas las dificultades que podamos vivir juntos. Negar que nunca vamos ya a tener diferencias es una mentira total, tampoco quiero que te sientas prevenido que pienso lo peor, no. Por el contrario, podemos tener un futuro amplio como pareja y eso es lo que deseo cuidar.
Pienso que en la medida que tengamos claro y bien definido como comportarnos en diversas situaciones, nos será de mucha ayuda. No hay nada que una tanto a una pareja como tener que resolver conflictos juntos durante tiempos difíciles.
Muchas veces los desacuerdos y un aluvión de problemas han puesto a prueba nuestra relación, pero no estoy ya para discusiones fuertes, no pretendo darte la razón como a un loco, eso no arregla nada.
Te quiero mucho… eres el hombre que Dios me dio como compañero, contigo he aprendido las lecciones mas importantes de la vida, contigo y sólo contigo iba a poder engendrar los hijos que tenemos. Dios me asigno un papel muy honorable en la familia.

Me siento muy orgullosa de haber asumido mi responsabilidad, soy tu complemento, tu compañera, fui creada para ser justo la ayudante que necesitabas, estoy formando parte del propósito divino para ti, para mi pareja: tener hijos y atenderlos. Tengo bien claro que Dios me confirió un puesto en la familia muy digno y de gran responsabilidad, sin espera de encomio o reconocimiento puedo decir que ha valido la pena.
Una familia fuerte se construye con sacrificio y trabajo. Paga el precio mi amor, esfuérzate más. Todo lo deseas fácil y con tu egoísmo lo echas todo a perder. Pretendes la felicidad en charola de plata, pero solo se es feliz cuando se contempla el fruto del esfuerzo propio.
No eches por tierra mi buen juicio y cometas más errores. No quiero ni pretendo molestarte con esta carta, que como vez esta llena de sentimientos. En todo el enredo de ideas que giran en mi cabeza esta tu recuerdo cariño. Siempre presente…
Bueno mi amor, por hoy me despido, recibe mucho de mi cariño, aunque en palabras sencillas, aquí va mi ternura hasta tus manos…
Recíbelas, pues son mi regalo de amor.

Tu Cielo.