Hoy quiero gritar, llorar,  pero quisiera reír,  llenar mis ojos de luz y no de lágrimas. Fue tanto lo que camine sin tomar siquiera tu mano, pero ahí estaba el camino trazado en profundidad, abierto a lo que cada día me quisieras brindar.

Sentí tanto amor que logró desbordar mi alma, mientras la tuya se vaciaba sin  darme cuenta. No sé si recordar tus ojos,  tu voz, o tus caricias. No sé si deshojar tu vida en aquellas cosas lindas que a mi vida entregaste. No sé que pesa más, si los momentos a tu lado o el dolor que llevo dentro.

Amé de muchas formas tal  vez sólo estaba buscando tu felicidad y descuidé otros aspectos del amor. ¿Pero, acaso el amor no es felicidad? ¿Quién puede decir ahora que  esa palabra en el diccionario tiene  otro  significado diferente?

Recuerdo cada carta,  versos que tuvieron nombre y un solo propósito: acariciar tu alma. Mis manos estaban  inquietas por impregnar lo que mi alma le decía a mi pensamiento, no había equivocación en esas letras que poco a poco se iban uniendo, formando para ti en la distancia, la unión de dos corazones, los nuestros.

Hoy, en esta noche de soledad, frío y recuerdos deseo decirte lo que nunca te dije, besarte cuando no lo hice y abrazarte tan fuerte que sientas que nunca quisiera irme   de tu vida. Cuidaría de ti,  te haría cosquillas, te contaría una historia y en tu pecho me dormiría. Esta noche,  sólo en sueños, buscaré tu nombre y pensare que este deseo  es una realidad.

Te amo y siempre te amaré,  en mi alma, en la distancia y en mi fuero interno.
¡Tuya para siempre!
Viviana

Damos las gracias a Viviana por esta hermosa carta de amor.