Sentado frente a la computadora, suspirando, distraído, concentrado en un instante, en una imagen, en una persona que ha sabido inspirar en mi corazón una serie de sensaciones inesperadas, sublimes, incesantes, que de súbito se encrespan en las profundidades de mi alma con la simple interacción de tu ser con el mío.

Y luego, después de intentar buscar una explicación a este torbellino de emociones, sentimientos, sensaciones, que de golpe se fusionan y armonizan, y provocan en mi ser una intensa aceleración de los latidos de mi corazón, me pregunto, ¿porque?. Vacilando, redundando, enciclado, en una serie de interrogantes por una inexplicable reacción a la presencia de una gran amiga, que si es verdad, la adoro, es inusual la serie de emociones que me invaden con su presencia.
Y sin más explicación, al momento de la despedida, suspiro, y pienso, que tal vez, esta niña de belleza sublime, esta niña que quiero, que adoro, despierta en mi interior esa reacción natural de una persona ordinaria, cuando se encuentra ante la presencia de un Ángel

Gracias a Mario