Poco más de cinco años hace, que conocí a una hermosa mujer, lo recuerdo muy bien, como si fuera ayer.
Yo salía de un pasillo hacia control de enfermería (si claro que es un hospital), fue en ese momento que la vi, con esa vestimenta tan blanca que parecía un ángel, unos ojos tan hermosos, que me inspiraron de todo: cariño, ternura, sensibilidad, y tantas cosas más, que si las dijera, pienso que no terminaría jamás.

Al principio pensé que no era lógico este sentimiento, porque ella no sería para mí, y fue irónico, porque fue en ese preciso momento que yo me enamoré de ella como un loco.

En ese momento no me atrevía siquiera a darle un saludo, y mientras pasaban los días yo me enojaba más y más conmigo mismo, porque no me atreví, no tuve la osadía siquiera de preguntarle su nombre, y cada día pensaba más y más en ella. Pero por fin llegó el momento, ese momento tan anhelado de cruzar mis primeras palabras con aquella mujer que me inspiraba tanto.
Y poco a poco, con cada palabra que se articulaba de esos hermosos labios, yo me enamoraba cada vez más y más de ella. Y cuando después de tan solo una semanas le pedí que fuera mi novia (puedes creerlo, MI NOVIA), y en este momento sonrío… y le di, o más bien le robe, un beso, que por cierto tenía sabor a cereza, y ella sabe perfectamente porque.
Pero ese beso fue como si me hubiera mandado a otra dimensión, un sitio que me daba una sensación de bienestar, de tranquilidad, deseaba permanecer en ese lugar durante todo el resto de mi vida. Fue un momento muy emotivo, pero lo fue aún más cuando escuché brotar de sus labios aquella frase: “SI, ACEPTO SER TU NOVIA”.
Aquella niña tan espectacular que me encontré en aquel pasillo, esa niña que en su momento parecía un ángel, estaba aceptando ser mi novia, pero ¿no será un sueño?, no definitivamente era real, ahora si podía gritárselo a todo el mundo, Esa hermosa mujer era mi novia, y no pensaba dejarla jamás.

Nuestro noviazgo fue corto relativamente, 17 meses aproximadamente, pero no estoy diciendo que por el hecho de ser corto fuera algo efímero o monótono, más bien todo lo contrario, pienso que ambos disfrutamos ese tiempo. Pero yo hablo por mí, porque nunca pensé que pudiera disfrutar de tal forma con alguien, y evidentemente lo hice, -si- lo disfruté, y es que de verdad pasamos momentos increíbles y también experimentamos cosas nuevas, verdaderamente hermosas, divertidas y que nos acercaron mucho, pero no puedo decir que todo fue vida y dulzura, porque estaría mintiendo, como en todo tuvimos ciertas situaciones difíciles, pero que gracias a Dios nos acercaron todavía más (por fortuna, porque también está el extremo en el que estas situaciones separan a las personas).

Aunque como todo tiene un principio y un final, pues el noviazgo era lógico que terminara, y estaba destinado a terminar, pero CUIDADO, nunca dije a fracasar, pues son términos muy diferentes, y el noviazgo termino no para dejarnos, sino para pasar a un nivel mayor, y puedo decir con mucha alegría, que son poco más de cuatro años de estar en este piso más alto.

Yo nunca dejo de pensar en el momento en que la vi por primera vez atravesarse en mi camino, y en estos últimos años definitivamente también han pasado muchas cosas, pero tengo que la certeza y ella no me dejará mentir, que lo mejor de todo este tiempo, son ese par de Ángeles que ahora iluminan nuestro camino, y acompañan nuestras vidas, que han marcado huella y que son parte del motivo de no dejarnos caer. Y yo solo le pido mucho a Dios que a esa persona; a ese Ángel que puso en mi camino, le de todo lo bueno de la vida, la llene de bendiciones, porque se lo merece, todo eso y más, y también quiero pedirle que a mí me deje permanecer a su lado por todo lo que me reste de vida, porque simplemente mi mayor anhelo es permanecer siempre con ella, porque AMO a esa mujer de tal forma que no puedo concebir tan solo un día sin la ternura de sus palabras, la calidez de sus caricias, la dulzura de sus besos, pero lo más importante, no puedo vivir sin su amor.
Y puedo decir que la mujer que ha llenado todos esos lugares vacíos, ese ángel que ha estado conmigo durante todo este tiempo, y que siempre trata de esforzarse por continuar su labor de profesionista, madre y esposa: eres tu Angy, mi vida entera.

Gracias a Aplasico por esta carta de amor